Lo que llama la atención cuando miramos la historia y las secuencias que llevaron a la carnicería del 14/18, es que al final nadie quería realmente la guerra. Pero la guerra tuvo lugar.
Hoy en día, nadie en Europa quiere la guerra, y si dejamos de lado el ruido de la propaganda, pocos ciudadanos europeos declararán espontáneamente que tienen muchas ganas de ir a morir por Ucrania, desde Kiev… hasta Chernobyl.
En realidad nadie quiere la guerra entre los pueblos, que es muy diferente entre los líderes que hacen todo objetivamente para alimentar la escalada.