Según el biólogo israelí-luxemburgués Hervé Seligmann, los datos facilitados en Nueva Zelanda por el denunciante Barry Young confirman un deterioro de la salud de los vacunados anti-covid comparable al envejecimiento prematuro. Desde entonces, ha recibido varios testimonios de estos “golpes de envejecimiento” posvacunación.

Barry Young, estadístico del Ministerio de Salud de Nueva Zelanda, disfrutaba de acceso privilegiado a las bases de datos gubernamentales, lo que le permitía analizar los datos y cotejarlos para producir un análisis revelador.

Sorprendido por el descubrimiento de tasas de mortalidad que alcanzan el 20% para ciertos lotes de vacunas contra el Covid-19, consideró que era de interés público revelar estas estadísticas. Esto llevó a su arresto y acusación, que discutimos en un artículo de diciembre de 2023.

Gracias a estos datos, el Dr. Hervé Seligmann ahora no sólo puede confirmar estos resultados, sino también perfeccionar esta investigación.

Desde el inicio de la vacunación, también observó que muchas personas morían una semana después de la inyección. Y a medida que avanzaba la vacunación, pareció surgir una correlación entre los picos de mortalidad y las sucesivas campañas de vacunación de la población de Nueva Zelanda.

Explica en una entrevista con los medios Dépêches Citoyennes que observamos entre los vacunados contra el Covid-19 una aceleración temprana de la mortalidad, en comparación con los no vacunados, lo que corresponde a una reducción de la esperanza de vida.
Proteína Spike: una “droga que envejece”

En paralelo con otros datos, incluido el altísimo número de efectos secundarios de estos productos (las vacunas Covid-19 por sí solas han acumulado más informes de efectos adversos en tres años que todos los demás medicamentos y vacunas combinados en los últimos treinta años), Observamos que quienes se inyectan tienen un mayor riesgo de ver deteriorada su salud.

A nivel celular, el investigador Walter M. Chesnut de WMC Research explicó en febrero de 2023 que las proteínas de pico de la vacuna, dada su toxicidad y el hecho de que podían llegar a todos los órganos del cuerpo, desencadenaron lo que llamó “enfermedad de la proteína de pico endotelial” que él describió como la primera etapa de una enfermedad que llamó síndrome de progeria de proteína de pico (SPPS).

El endotelio es la capa de células que recubre el interior de las paredes del corazón y los vasos sanguíneos. SPPS, explica Chesnut, es una respuesta a la invasión de proteínas de pico en todos los órganos principales del cuerpo:

“Piense en ello como el shock de estar sumergido en agua helada o envuelto en fuego. Hay daños instantáneos: inflamación, coagulación y todo lo que acompaña al daño del endotelio.

Según William Chesnut, las proteínas de pico en las vacunas Covid funcionan “como un fármaco que envejece, acelerando el proceso de muerte”.

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