[INVESTIGACIÓN 1/4]

Diciembre de 2021, Saint-Chamas, al borde del Etang de Berre, al norte de Marsella. Un gigantesco hangar de metal vomitó desechos fundidos con un olor terrible. Los humos tóxicos saturaron el aire circundante. Los niveles de partículas finas medidos fueron "equivalentes a los de Beijing", dice Dominique Robin, gerente general de AtmoSud, el organismo de control de calidad del aire en la región. Durante casi un mes, el fuego asoló este almacén repleto hasta el techo de residuos industriales ordinarios, DIB en la jerga administrativa: envases de cartón, plástico, chatarra de los que las empresas intentan deshacerse a cambio de financiación. Recyclage Concept 13, la empresa propietaria del hangar, disponía de una autorización para almacenar 1 metros cúbicos. En el acto, los bomberos descubrieron treinta veces más...

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