Se ha demostrado clínicamente que el uso regular del teléfono conduce a un deterioro de la materia gris, la parte del cerebro que permite los movimientos motores, la memoria y las emociones.
Este fenómeno probablemente se deba a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia (RF-EMF) emitidos por los teléfonos inteligentes.
Un estudio suizo realizado en 2015 indica que la exposición a los campos electromagnéticos de radiofrecuencia emitidos por los teléfonos móviles estaba relacionada con problemas de memoria.