Ampliamente retomada por los medios de comunicación, esta retórica está ganando, hay que reconocerlo, un éxito creciente entre la población que se pierde en acusar a los más pobres que él, mientras los más ricos se regocijan. Tanto es así que algunos de la izquierda, como Fabien Roussel, incluso coquetearon con él. Pero, en una inspección más cercana, nos damos cuenta de que este argumento se basa en una serie de clichés y que sirve para enmascarar otros problemas más profundos.
Algunos recordatorios.